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El
fagot es un instrumento de sonidos graves, emparentado con el oboe, puesto que
es también, como éste, un instrumento de lengüeta doble. Su largo tubo se encuentra
enrollado en forma de U, y un largo tudel (fino tubo curvado) permite llevar el
aire desde las lengüetas hasta el cuerpo del instrumento. Ya en el Renacimiento
existían ejemplares de fagotes, si bien no contaban entonces con el complejo
mecanismo de llaves que tiene en la actualidad, y que le permite ejecutar notas
en un amplio registro de hasta tres octavas y media. Además, a pesar de ser un
instrumento grave no está exento de agilidad, lo cual lo convierte en un
instrumento muy apropiado para actuar en conjuntos.
Desde
hace siglos el fagot es un instrumento ideal para acompañar a grupos
instrumentales por su sonido grave, potente y ágil. Además, desde las primeras
orquestas barrocas, y por supuesto en las orquestas sinfónicas más actuales, es
un instrumento que no puede faltar en la sección de viento-madera. Tampoco
faltan ejemplos en los que el fagot interpreta algún pasaje en solitario dentro
de alguna pieza sinfónica, e incluso su participación como instrumento solista
también se ha producido en ocasiones. Recordemos aquí el famoso concierto para
fagot y orquesta de W. A. Mozart.